Últimamente por acá pasa mas gente que por la Terminal de ómnibus de la Habana, cada cual deja sus ideas en forma de comentarios y con eso le da vida a este blog que ha sido creado fundamentalmente para pensar y reflexionar sobre determinados temas (política, cultura, libros y demás) y provocar el debate sobre ellos.
En esta isla al mediodía usted puede expresar sus ideas libremente por tontas e indecentes que les parezcan a usted mismo (que puede darse el caso) o a los demás. Tiene mi permiso y beneplácito pues tengo la esperaza de que sus ideas tomen el justo lugar que les correspondan por el peso mismo de los valores que trasmitan y el impacto que provoquen en los demás visitantes. Como se diría en buen cubano (y perdonen la vulgaridad): las flores flotarán y la mierda se irá al fondo.
Partimos pues de que en esta isla al mediodía rige una democracia, imperfecta y digital, pero democracia al fin. Sin embargo, tanto ir y venir de opiniones sobre tan variados temas me deja un poco expuesto, pues ni tengo tiempo de responder todos los comentarios, ni tengo 100% garantizado de que mi posición sea bien entendida.
Es por eso entonces que me he sentido impulsado a escribir este post cuya lectura, anticipo, puede ser perfectamente prescindible para los demás, pero su escritura, a esta altura del juego, se vuelve totalmente obligatoria para mí.
Comienzo analizando las tendencias en el espectro político actual de Cuba, guiándome por el perfil de las opiniones que en este blog se están recibiendo. A partir de esas opiniones se pueden advertir tres ideas principales:
-Primer Grupo:
Cuba está bien así. Y si no está mejor es porque está acosada por EUA. Es una sociedad con muchas virtudes y defectos, pero hay confianza en que la dirección de la revolución los resolverá. El sistema de gobierno actual funciona, existe una democracia socialista que representa los intereses del pueblo. El debate sobre los problemas debe suscribirse a lo que está permitido actualmente. Cualquier debate de otro tipo o idea de cambio es hacerle el juego al imperialismo yanqui y a la comunidad cubana de Miami que quiere ver destruida la revolución.
-Segundo Grupo:
Hay que salvar la revolución. O cambiamos o nos vamos a la mierda: Cuba necesita urgentemente mejorar su economía y resolver los problemas que afectan a la población: transporte, vivienda, alimentación, pero sobre todas las cosas la capacidad de soñar. Que los éxitos y bienes de las personas dependan exclusivamente de su trabajo y de su talento. Que se elimine la aplicación dogmática de ideas y que se piense, por encima de cualquier esquematismo y regla de sistema social o económico, en el bienestar del pueblo. Que mejoren las instituciones y los mecanismos a partir de los cuales el cubano puede intentar mejorar su país. Que se respeten las ideas de todos aquellos que estén dispuestos a respetar a los demás. Todas estas transformaciones y cambios deben ser realizadas a partir de la sociedad cubana actual, apoyando y sosteniendo los logros de la revolución, que a fin de cuentas son logros de todos los cubanos que han contribuido de una forma u otra al mejoramiento de su país. La revolución cubana, aun con todos sus defectos no ha sido un error ni nada por el estilo, pero está estancada y es necesario saltarse los dogmas y seguir adelante por el bien del pueblo. Sin embargo, el cambio es responsabilidad exclusiva de los cubanos. El bloqueo y todas las leyes tomadas por los EUA para asfixiar la sociedad cubana son leyes contra el propio pueblo cubano.
-Tercer Grupo:
La revolución cubana es un grandísimo error. Y debe ser resuelto. Y los EUA y Europa y todos son bienvenidos a ayudar a resolverlo. Hay que acabar con el gobierno actual y con todos sus simpatizantes que han impuesto una tiranía de terror. Los logros de la revolución son simples movidas estadísticas del régimen para mantenerse en el poder. El bloqueo y todas las leyes adyacentes (Helms-Burton, Torricelli) son necesarios para asfixiar al gobierno actual y obligarlo a ceder. El futuro de Cuba es una democracia representativa y una economía de mercado al igual que el resto de las democracias de América Latina.
Yo, y espero que sea evidente por mis post y mis comentarios, estoy en el segundo grupo. Creo que la actual sociedad cubana sufre de profundos problemas estructurales que lastran el desarrollo y bienestar del pueblo. Creo y esto es algo muy serio de decir estando acá, que la actual dirección de la revolución tiene en sus manos la posibilidad de implementar mecanismos que contribuyan al mejoramiento de la sociedad y el bienestar de todos los cubanos, pero no lo hace, pues está atrapada en una telaraña de dogmas e ideas inalterables que están siendo llevadas a cabo hasta sus últimas consecuencias, a costa del propio bienestar popular. Sin embargo, aun así, creo que la revolución cubana sigue siendo una opción posible siempre y cuando enderece el rumbo y se mire adonde hay que mirar: bien abajo, a la gente común que tiene sueños y expectativas, que quiere trabajar para mejorar y poder construir su propio paraíso en la tierra, un paraíso lleno de sueños terrenales a los que al menos pueda aspirar sin tener que torcer el rumbo y marcharse a cualquier otra parte.
Entre el grupo “
Cuba está bien así” y el grupo “
La revolución cubana es un grandísimo error” existe una guerra sin cuartel que comenzó en el mismo año 1959. Para los primeros cualquier intento de crítica u opinión diferente es contrarrevolución, para los segundos cualquier defensa de la revolución o de sus principios de justicia social es ser un comunista adoctrinado (o un “idiota latinoamericano” como nos denomina el señor Vargas Llosa y compañía en su libro homónimo).
En el primer grupo está la actual dirección de la revolución y un por ciento de la sociedad cubana. En el tercer grupo, la actual (y todas desde 1959) administración norteamericana, un por ciento de la emigración (sobre todo en Miami) y los principales representantes políticos de esta emigración en EUA: Lincoln Díaz-Balart, Ileana Ross Lehtinen, José Basulto, etc. En mi humilde opinión, el segundo grupo lo comparto con muchísima gente dentro y fuera de Cuba. Este grupo vendría a ser el gris en la guerra del blanco contra el negro. Pero el poder aparece repartido entre el primer y el tercer grupo. Los grises sufren en silencio, viven como pueden y cuando ya no pueden se van a hacer sus sueños a otra parte del mundo, porque vida, señores, hay una sola.
Partimos hablando de que este blog es un espacio democrático, y yo, para permitir el debate, me he apoyado en una frase magnifica de Voltaire:
No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo.Sin embargo sería una ingenuidad de mi parte pensar que los otros van a hacer lo mismo. Ninguno de los integrantes del grupo 1 y 3 esta dispuesto a escuchar al otro. Si se toleran en el espacio de este blog es porque no les queda mas remedio (aquí el que manda soy yo:) pero por la acidez de sus comentarios se puede deducir que cualquiera de los dos que tuviera el poder de anular al otro, lo aprovecharía inmediatamente sin contemplaciones.
Estoy profundamente convencido entonces de que este blog no cuenta con la aprobación de los miembros del primer grupo (para ellos es una osadía que me atreva a contradecir la postura oficial), y solo sería apoyado por los del tercer grupo en la medida en que mis post sirvan a sus objetivos, es decir desacreditar la revolución cubana.
Si a pesar de todo eso me siento obligado a tener este espacio para mis ideas y provocar el debate, es porque me creo con el derecho de expresar lo que siento y pienso de la realidad de mi país, aun corriendo el riesgo de que los miembros del grupo 1 y 3 me vean como un enemigo potencial, o traten de manipular este espacio para su beneficio.
En fin, que espero (entre tanta parrafada y tanta “muela bizca”) haber dejado clara mi postura en este asunto. Y fin de la historia. Ya podemos irnos tranquilamente a hablar de béisbol o a beber una cerveza fría, lo importante ya está dicho, al menos por mi parte.