sábado, octubre 28, 2006

Poesía: Serafina Nuñez


"y tener en el pecho cruce de tantos fuegos
y no saber, en que viento, bajo que luz
en que vertientes ignoradas
se nos pondrá el corazón a soñar en la tierra"

Lo dice Francis Scott Fitzgerald

"Sin duda que la vida entera es un proceso de quebrantamiento, pero los golpes que desempeñan la parte dramática del trabajo - los grandes y repentinos golpes que vienen, o parecieran venir, del exterior -, los que uno recuerda y lo hacen culpar a las cosas, y de los cuales, en los momentos de debilidad se habla a los amigos, no muestran sus efectos de inmediato. Hay otro tipo de golpe que viene de adentro y que no se siente hasta que es ya demasiado tarde para impedirlo, hasta que comprende positivamente que de algún modo no volverá a ser el mismo. El primer tipo de quebrantamiento parece ocurrir rápido; el segundo ocurre casi sin que uno lo sepa, pero se le percibe en realidad muy de repente"

jueves, octubre 26, 2006

Cine de barrio

Cuando J me dijo que me tenía una historia para escribir tuve la reacción de poner esa cara de cansancio que pongo siempre que alguien me dice que me tiene una historia para que la escriba. La gente me mira y parece confundirse de profesión, pues aunque no puedo andar por ahí colgándome el titulo de escritor (un currículum muy pobre y mi escasa capacidad de mentir me lo impiden), al menos puedo definirme como aprendiz de escritor sin que me suban los colores a la cara. Pero de ahí a ser un simple escribano, un copista, un tipo que se limite a llevar al papel las anécdotas que le cuentan, va un largo trecho que siempre me provoca la misma reacción de indignación y el mismo gesto de cansancio.

Sin embargo, como J es J, y es tan sensible a su manera, me cuidé mucho de que viera mi cara de cansancio (me volteé a buscar algo extraviado y así aproveché para poder expresarme libremente). J seguía con ese entusiasmo tan exasperante que tiene siempre que estoy reventado y con ganas de irme a dormir, y comenzó a contar que había ido al cine a alquilar una película de video y de casualidad (y es una lástima que yo no pueda describir la cara que tenía en ese momento) había sido testigo de una historia excepcional. Yo mientras tanto preparaba la cama y reflexionaba la necesidad de que algunos adjetivos estuvieran reservados y se multara a las personas que los usaran sin buen criterio: excepcional, fantástico, indescriptible… pero a pesar de mi indiferencia y mi cansancio tuve que escuchar la historia: resulta que mientras J escogía la película, un niño había entrado al cine (el cine no tiene portera pues está enferma de los nervios y no hay presupuesto para cubrir la plaza) y ya en el medio de la sala de estar le había preguntado a la señora que alquila las películas (que es en realidad la administradora pues la muchacha que atiende el alquiler esta de en Oriente pues tiene el padre enfermo).
-¿Puedo entrar?
La señora levantó la cabeza del original y tres copias que tiene que llenar por cada película para decir:
-Si mi cielo, puedes entrar
J se volteó curiosa y pudo ver al niño abrir la puerta y perderse en la oscuridad de la sala. Apenas un instante más tarde (J jura y perjura que no fueron más de cinco minutos) el niño volvió a salir por la puerta del cine.
Fue entonces que la señora levantó la cabeza y puso cara de confidencia mientras decía:
- Ese niño viene todos los días. Siempre pasa más o menos a esta hora que debe ser cuando sale de la escuela. Se para en la puerta del cine y me pide permiso para entrar. Luego entra, esta ahí adentro un momentico, y con la misma sale y se va. Eso todos los días…
En ese momento J interrumpió la historia abruptamente y me miró con cara de suspenso para que hasta yo, con mi escasa inteligencia, pudiera darme cuenta de que estaba a punto de contarme un final que ni en un millón de años seria capaz de imaginar.
-Y sabes que… a esa hora el cine aun no esta funcionando. La primera tanda empieza como media hora después de la entrada del niño. Entonces…. ¿que es lo que hace el niño adentro del cine?
Ahora que escribo estas líneas no recuerdo bien el tipo de respuesta que le di, pero puedo asegurar que enseguida se puso brava y no me volvió a hablar en el resto de la noche.

Hasta aquí solo habría sido una historia mas condenada a quedarse en el olvido, pero el lunes J se contagió con la gripe y como ella se toma todo en serio, la gripe la tiene en cama con mucha fiebre y una tos que asusta al perro. Cuando J se siente mal no tiene espíritu para leer y la música la deprime pues si trata de cantar le viene la tos y si tose el perro se asusta y se mete debajo de la cama. Por eso no puede leer ni oír música y entonces yo tengo que venir al cine a alquilarle películas.

Afortunadamente para la señora administradora, ya la muchacha del alquiler está en su puesto de trabajo (ahora la administradora esta cubriendo a la señora de la taquilla que fue a ver su hermana a New Jersey y aun no ha regresado). La muchacha del alquiler es, para mi felicidad, muy eficiente y poco disciplinada y por tanto deja el papeleo para después y solo apunta en una hoja pequeña las películas que me llevo y mi número de cliente (el 111). En ese instante cuando ya estoy a punto de marcharme se acerca un niño como de 10 años y pide permiso para entrar y a mi me viene todo el recuerdo de la historia de J que aparentemente había olvidado, pero que solo había estado oculta en algún lugar de mi cabeza. El niño entra y yo rebusco en mis bolsillos buscando un billete mas pequeño para pagar el alquiler y justo cuando voy de salida (menos de 5 minutos, puedo jurarlo) el niño sale del cine, con su paso de niño normal como de 10 años, pero con un cierto aire de satisfacción en la mirada que me sorprende.

Esa noche J parece estar en su peor día de la gripe, y para animarla un poco le relato mi encuentro con “el niño de su historia” y como el tema parece alegrarla la invito a responder la pregunta del millón: ¿que hace el niño dentro del cine? El tema la animó tanto que esa noche no se durmió como hasta la una de la madrugada y hasta se armó de lápiz y papel para escribir las opciones y luego ordenarlas por su valor lógico.

Al final las cinco opciones de más puntuación fueron estas:
  1. El niño sueña con ser director de cine famoso y entra al cine para imaginarse su película proyectada
  2. El niño solía venir al cine con su abuelita y viene a recordarla (esta opción hace llorar a J)
  3. El niño hizo alguna promesa en el cine y viene todos los días a reafirmarla (ya en este momento a J le ha subido la fiebre y la letra en el papel se vuelve ilegible)
  4. El niño es en realidad la reencarnación de alguien que en otra vida fue acomodador del cine y viene todos los días a recordar lo que no debe hacer en la vida para terminar así.
  5. El niño en realidad quiere volar el cine y cada día estudia la arquitectura del lugar para decidir donde va a colocar las cargas explosivas (esta última la escribo yo, J se ha quedado dormida por el efecto de un calmante)
Al otro día al salir del trabajo se repite la rutina de siempre, y llego al cine y esta vez la muchacha que alquila esta hablando por teléfono y me acerca el papelito para que yo mismo escriba el título de las películas que me llevo. Y luego extiende la mano para recibir el dinero, mientras le recrimina por el teléfono a un tal Carlos por no pasar a buscarla el viernes como había prometido y yo que estoy de suerte porque traigo el dinero exacto le pago y me doy la vuelta (si tuviera que esperar el vuelto, tendría que esperar también a que Carlos sea perdonado y ajusten la nueva cita del vienes que viene). Y entonces lo veo llegar con su uniforme de escuela y su pelo travieso y su manera de pedir permiso para entrar y luego sus pasos cortos para perderse en la oscuridad de la sala. Es entonces que me doy cuenta de que tengo la oportunidad perfecta para develar el misterio. Solo tengo que seguirlo y dentro de diez minutos le estaré contando a J la respuesta al acertijo, la razón seguramente simple e infantil que hace que este niño cumpla diariamente una rutina tan poco común. Sin embargo, cuando estoy a punto de entrar me descubro sin ganas, me veo a mi mismo como un intruso violando la privacidad de un niño, me siento tan avergonzado como se sentiría un paparazi que persigue a algún famoso en caso de que los paparazi tuvieran vergüenza. Me quedo enredado en la duda, en el conflicto perpetuo entre el bien y el mal y justo cuando he decidido tomar partido por uno de los dos bandos se vuelve a abrir la puerta de la sala y el niño sale despacio con su mochila descolorida y su extraña mirada de satisfacción.

Después de eso respondo el saludo de la señora administradora que ha tardado mucho en reconocerme y me vuelvo a casa caminando despacio, mientras me digo bajito que esa noche debo tragarme el orgullo y explicarle a J que ella tenía razón cuando me dijo, hace casi dos semanas, que iba a contarme una historia que merecía ser escrita.

viernes, octubre 20, 2006

Explorando la blogosfera: Crea tu propia novela de Dan Brown



¿Necesitas un argumento para tu nueva novela? ¿Quieres convertirte de la noche a la mañana en un escritor muy famoso, leído y aclamado en todo el mundo? ¿Sueñas con ver a las editoriales pelearse por tus manuscritos, ofreciéndote millones de dólares en adelantos?

Si tu respuesta es afirmativa entonces debes visitar el sitio:
http://probar.blogspot.com/

La solución a tu problema está allí.

PD: Felicidades al creador de ese blog tan especial. Me he destornillado de la risa con su ocurrencia. Ahh y mucho cuidado que ese blog parece adictivo, cuando pulsen F5 un par de veces entenderán de que estoy hablando.

miércoles, octubre 18, 2006

Desagravio



Oye déjame hacerte una pregunta (y perdona el tono de confianza pero en la isla no hay mucho protocolo)
¿Has leído alguna vez “Los tres mosqueteros”?
¿Si? Eres de los míos
¿No? Te cambio la pregunta entonces: ¿Qué sabes de “Los tres mosqueteros”?
[Avalancha de respuestas, todas muy parecidas]
Ya, pues déjame decirte que has sido embaucado, engañado, trasquilado; pues esa historia que has visto en películas y series, en dramatizados y animados dista mucho de ser la historia original.

Comienzo aceptando que en las series animadas uno puede perdonar la adaptación, al fin y al cabo “Los tres mosqueteros” NO SON UN LIBRO PARA NIÑOS. La historia que escribió Alejandro Dumas esta llena de aventuras, pero en este caso son aventuras para adultos condimentadas con intrigas de estado, escándalos políticos, infidelidades, guerras, sexo, envenenamientos, duelos, borracheras, complots de asesinatos, etc.

Mi problema aparece cuando trato de entender el porque las películas o series para adultos tienen que alejarse tanto de la verdad. Mi teoría es que en realidad no son para adultos-adultos, sino para niños-adultos. Es decir, ese tipo de persona que ya esta adoctrinada por Hollywood para saber el QUE va a suceder al final (el bueno triunfa y el malo pierde) y que solo le interesa el COMO (como el bueno sortea las mil peripecias y misterios para llegar al triunfo). “El código Da Vinci” es un ejemplo muy actual de este tipo de historias.
¿A que usted la leyó? Bueno, no se sonroje, yo también la leí, uno se da esas licencias de vez en cuando.

En “Los tres mosqueteros”, como buena historia para adultos-adultos, usted no sabe nunca QUE va a pasar, y mucho menos COMO. Me gusta pensar que leer una historia como esta es comparable a lanzarse con un paracaídas defectuoso, que tiene las mismas probabilidades de abrirse que de estrellarse. Hay que reconocer que uno corre peligro en esta situación, sin embargo, la emoción de la caída es incomparablemente superior.

En fin, volviendo al tema del que ya me he ido totalmente, la historia al ser transformada sufre muchísimo, y con ella sufren sus personajes, muchos de los cuales desaparecen completamente y otros se transforman de una manera radical.

El mejor ejemplo de ello es del “malo de la película”: Armand Jean du Plessis, cardenal de Richelieu.



En las historias edulcoradas que circulan por ahí, el cardenal Richelieu es el tipo malvado que combate a los tres mosqueteros. Un tipo sin escrúpulos que es capaz de todo para satisfacer sus malsanas ambiciones y su amor no correspondido por la reina.

Algo de esto es cierto y mucho no lo es. En la época en que transcurren “Los tres mosqueteros” reinaba en Francia el rey Luis XIII que como buen rey solo se preocupaba por cazar venados, entrenar halcones y jugar juegos de mesa con sus cortesanos. La reina Ana de Austria también hacia lo suyo, es decir serle infiel al rey de todas las maneras posibles (o por lo menos intentarlo) y chismear con sus cortesanas sobre las infidelidades ajenas.

¿Y entonces quien gobernaba Francia? ¿Quién mantenía el orden y velaba por la seguridad del país? ¿Quién vigilaba e intrigaba contra los enemigos del reino? La respuesta es facil: Armand Jean du Plessis, cardenal de Richelieu.

¿Qué hace entonces que d’Artagnan y sus amigos tengan que enfrentarse al cardenal? Bueno, resumiendo mucho las cosas todo se queda en un lío de faldas, d’Artagnan que era joven se enamora perdido de una de las costureras de la reina, y se ve involucrado en una historia que no le correspondía. Sus amigos Athos, Porthos y Aramis se le suman porque como buenos mosqueteros que eran, lo único que les importaba era pelear y tener aventuras y emborracharse y demás. Por otra parte en la Francia de aquellos tiempos, si usted era de los que gustan desafiar la autoridad, nadar en contra de la corriente y tener aventuras tenia obligatoriamente que pelear contra el Cardenal Richelieu, porque a fin de cuentas ERA LA UNICA AUTORIDAD QUE HABIA.

Solo aporto dos datos para terminar de convencerlos y luego invitarlos a que se lean el libro. Cuando comienza la historia d’Artagnan aun no es mosquetero, ¿saben ustedes quien lo hace mosquetero? ¿El rey? Frío ¿El señor de Treville, jefe de los mosqueteros? Frío.

¿La respuesta?
Armand Jean du Plessis, cardenal de Richelieu.

Al final del libro, después de todas las peripecias, a d’Artagnan lo nombran teniente de mosqueteros.
¿Se atreven a responder quien lo asciende a dicho cargo?
La gente inteligente que lee este blog ya habrá adivinado la respuesta:
Armand Jean du Plessis, cardenal de Richelieu.

Termino entonces con la misma frase con que Dumas concluye su prefacio del libro:

“Sentado esto, pasemos a nuestra historia”.

domingo, octubre 15, 2006

El misterio de la película francesa


Resulta que J es tan testaruda como yo, y ahora a los dos se nos ha metido en la cabeza encontrar una película francesa que vimos juntos hace mas de 4 años pero de la que no podemos recordar el título.

Hasta ahí el asunto puede parecer sencillo, y tu dirás con cierta razón que después de todo no puede ser tan difícil encontrar una película, basta con conocer el nombre de alguno de los actores o del director. Incluso, solo sabiendo el género y la sinopsis, la búsqueda puede realizarse con muchas probabilidades de éxito.

Es ahí donde comienza el misterio. A partir de los pocos datos que recordamos hemos hecho una búsqueda casi maniaca en Google y en algunos sitios especializados en cine francés y el resultado ha sido descorazonador. Nada.

La película en cuestión la vimos en un festival de cine Francés en algún momento entre el 2002 y el 2004 (preferiblemente 2002 o 2003). Sabemos con certeza que fue posterior a “Amelie”.

Lo que recordamos de la película es que el título en español era algo así como: “La vida increíble de X”, o “La increíble historia de X” o algo parecido, siendo X un nombre en francés. Este dato solo lo recuerdo yo así que no es tan fiable. La película era una comedia que contaba la historia de un sujeto muy raro que comienza a trabajar de contador o algo en una empresa. Un día el sujeto en cuestión hace una cita con una muchacha pero se le queda el teléfono o la dirección donde tiene que recogerla adentro de la oficina. Entonces comienzan sus peripecias para tratar de entrar a la oficina por la noche, recuperar el papel y poder llegar a la cita. Resulta que esa misma noche se juega en la ciudad (creo que es Paris) la final (o un partido muy importante) del campeonato francés de fútbol, y la calle estaba llena de personajes muy curiosos que terminan involucrándose en la historia.

De la película recordamos una escena en particular: el protagonista está en un café con sus nuevos compañeros de trabajo, todos los cuales son fanáticos al fútbol. El tema de la conversación es el importante partido que se jugará esa noche y que todos quieren ver por televisión. En medio de la charla al protagonista se le ocurre comentar que a el no le gusta el fútbol y de pronto toda la escena se congela como si el hubiese dicho algo inadmisible: todo el mundo en el café queda suspendido en ese instante, en la calle los autos se detienen, la gente que iba caminando, en fin es una escena muy divertida y muy sugerente.

Como ven no es mucho lo que tenemos, pero he tenido que acudir al blog a pedir ayuda pues lo infructuoso de la búsqueda nos ha creado a J y a mi una incertidumbre tan grande que hemos llegado a dudar de la existencia misma de la película. Cada vez cobra mas fuerza en nosotros la hipótesis de que solo es un sueño de alguno de los dos que luego terminamos compartiendo y disfrutando tanto que lo hemos convertido, gracias a la magia del recuerdo, en una película que nunca existió.

Así que, si alguien vio esta película, o conoce a algún experto de cine francés, agradeceríamos la ayuda. En caso de que confirmemos que la película no existe mañana mismo comienzo a escribir el guión. En mi recuerdo la gente salía del cine bastante complacida.

miércoles, octubre 11, 2006

Ándele


Me siento a escribir en mi blog y de pronto me salta encima el hecho de que es la primera entrada en 11 dias.

Comienza entonces esta conversación imaginaria con algún fulano que habita dentro de mi cabeza:

- ¿Y eso es tan grave? – pregunta el fulano – Al fin y al cabo es solo un blog. No te lo tomes tan a pecho.

- Supongo que cada cual se sienta de manera distinta respecto a su blog – replico yo – Hay personas que lo escriben solo por el hecho de compartir un momento especial, o para entretenerse un poco. Pero no es mi caso. Mi blog esta ahí porque se supone que yo tengo cosas que decir, cosas que quiero compartir con fulanos y fulanas que pueden estar lo mismo a una cuadra de mi casa que en una estación meteorológica en el ártico. Y decir esas cosas me iba a hacer sentir un poco más feliz. O al menos esa era la idea.

- ¿Y entonces que es lo que está pasando, se te engarrotaron las manos o se te acabaron las ideas?

Reconozco que podría haber escogido un fulano más amable para entablar esta conversación, pero resulta que mi cabeza es algo así como un enorme aparador lleno de gavetas. En algunas de ellas reina el orden y la limpieza, pero en otras las cosas no son tan bellas y felices.

- El tiempo. No me alcanza el tiempo para hacer todas las cosas que quiero y es el blog el que pagando por eso.

- El tiempo siempre alcanza. Eres tu quien lo distribuye. El problema no es un asunto de tiempo sino de prioridades y por lo que veo el blog esta bastante bajo en esa lista.

El fulano se ha puesto a hacer zapping en la tv (un zapping aburrido entre 5 canales, eso es todo lo que la TV cubana puede ofrecer y valga que estamos en la Habana) y yo me quedo pensando que es cierto, que al final todo es un asunto de prioridades. Basta dar una mirada a mi cuarto para darse cuenta de que la tarea “limpiar el cuarto” no se ejecuta hace algún tiempo y que si sigo buscando por ese rumbo aparecerán otras muchas por el estilo. Sin embargo este no es uno de esos problemas donde basta su reconocimiento para que enseguida aparezca la solución. Aquí la cosa no es tan fácil. Hay que enunciar, priorizar, sacar cuentas, decidir, programar, etc. Termino entonces acordándome de mi mismo en el metro de Madrid, azorado ante el descubrimiento de que en las escaleras mecánicas de las estaciones del metro había sendas como en las autopistas.

La senda derecha era para las personas que podían darse el lujo de que la escalera mecánica cumpliese su función y lo hiciera subir o bajar hasta el lugar deseado. La senda izquierda estaba reservada para los “estresados”, personas que en el aquel instante me parecieron maniáticos que corrían en la escalera mecánica tratando de alcanzar el metro que en ese momento se iba, como si realmente les fuera la vida en los 3 o 4 minutos que perderían esperando el próximo.

No hay que mencionar que yo, como buen cubano, nunca pude entenderlos. Aquí en Cuba el tiempo no vale mucho mas que las mil formas que uno encuentre para perderlo: esperando un ómnibus, tratando de hacer una gestión que implique a un sujeto del otro lado con el poder de acuñar o de firmar ese papel que usted lleva, haciendo cola para algo (cualquier cosa, aquí las colas existen por decreto), en fin un largo y profundo etcétera con el que convivido desde siempre y que me hacia mirar con ojos de profunda pena a los maniáticos del metro de Madrid.

El fulano, que hasta ahora parecía entretenido con los comentaristas políticos del TV y su innegable talento para hilvanar pequeñísimas mentiras unas tras otra sin que les salgan los colores a la cara, se voltea hacia a mi y me dice con su tono agrio:

- Has escrito más de 600 palabras para decir algo tan común y tan poco interesante. Si fueras más inteligente podías haber escrito algo mas pequeño, digamos 100 palabras, y usar el resto del tiempo para algo más productivo.

De momento lo único productivo que me queda es mandarlo al carajo y seguir en lo mío. Ya habrá tiempo para lo demás. O eso creo.

PD: el titulo de este post es tomado de un fabuloso poema que Cortázar escribió sobre este tema de las múltiples cosas por hacer y la vida fluyendo sin tiempo para hacerlas todas. El poema se puede leer aquí (hay mas de un poema en esa página pero realmente vale el esfuerzo).

domingo, octubre 01, 2006

Poesía: Juan Gelman

Confianzas

se sienta en la mesa y escribe
"con este poema no tomarás el poder" dice
"con estos versos no harás la revolución" dice
"ni con miles de versos harás la revolución" dice

y más: esos versos no han de servirle para
que peones maestros hacheros vivan mejor
coman mejor o él mismo coma viva mejor
ni para enamorar a una le servirán

no ganará plata con ellos
no entrará al cine gratis con ellos
no le darán ropa por ellos
no conseguirá tabaco o vino por ellos

ni papagayos ni bufandas ni barcos
ni toros ni paraguas conseguirá por ellos
si por ellos fuera la lluvia lo mojará
no alcanzará perdón o gracia por ellos

"con este poema no tomarás el poder" dice
"con estos versos no harás la revolución" dice
"ni con miles de versos harás la revolución" dice
se sienta a la mesa y escribe

Acerca de mi

Yo:el cubano de la isla
De:La Habana, Cuba
Soy:un tipo común que mira y mira y cada vez entiende menos

 

Ya Cortazar lo contó una vez de esta forma...


La primera vez que vio la isla, Marini estaba cortésmente inclinado sobre los asientos de la izquierda, ajustando la mesa de plástico antes de instalar la bandeja del almuerzo... Una isla rocosa y desierta, aunque la mancha plomiza cerca de la playa del norte podí­a ser una casa, quizás un grupo de casas primitivas. Empezó a abrir la lata de jugo, y al enderezarse la isla se borró de la ventanilla; no quedó más que el mar, un verde horizonte interminable. Miró su reloj pulsera sin saber por qué; era exactamente mediodía.