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Cine de barrio

Cuando J me dijo que me tenía una historia para escribir tuve la reacción de poner esa cara de cansancio que pongo siempre que alguien me dice que me tiene una historia para que la escriba. La gente me mira y parece confundirse de profesión, pues aunque no puedo andar por ahí colgándome el titulo de escritor (un currículum muy pobre y mi escasa capacidad de mentir me lo impiden), al menos puedo definirme como aprendiz de escritor sin que me suban los colores a la cara. Pero de ahí a ser un simple escribano, un copista, un tipo que se limite a llevar al papel las anécdotas que le cuentan, va un largo trecho que siempre me provoca la misma reacción de indignación y el mismo gesto de cansancio.

Sin embargo, como J es J, y es tan sensible a su manera, me cuidé mucho de que viera mi cara de cansancio (me volteé a buscar algo extraviado y así aproveché para poder expresarme libremente). J seguía con ese entusiasmo tan exasperante que tiene siempre que estoy reventado y con ganas de irme a dormir, y comenzó a contar que había ido al cine a alquilar una película de video y de casualidad (y es una lástima que yo no pueda describir la cara que tenía en ese momento) había sido testigo de una historia excepcional. Yo mientras tanto preparaba la cama y reflexionaba la necesidad de que algunos adjetivos estuvieran reservados y se multara a las personas que los usaran sin buen criterio: excepcional, fantástico, indescriptible… pero a pesar de mi indiferencia y mi cansancio tuve que escuchar la historia: resulta que mientras J escogía la película, un niño había entrado al cine (el cine no tiene portera pues está enferma de los nervios y no hay presupuesto para cubrir la plaza) y ya en el medio de la sala de estar le había preguntado a la señora que alquila las películas (que es en realidad la administradora pues la muchacha que atiende el alquiler esta de en Oriente pues tiene el padre enfermo).
-¿Puedo entrar?
La señora levantó la cabeza del original y tres copias que tiene que llenar por cada película para decir:
-Si mi cielo, puedes entrar
J se volteó curiosa y pudo ver al niño abrir la puerta y perderse en la oscuridad de la sala. Apenas un instante más tarde (J jura y perjura que no fueron más de cinco minutos) el niño volvió a salir por la puerta del cine.
Fue entonces que la señora levantó la cabeza y puso cara de confidencia mientras decía:
- Ese niño viene todos los días. Siempre pasa más o menos a esta hora que debe ser cuando sale de la escuela. Se para en la puerta del cine y me pide permiso para entrar. Luego entra, esta ahí adentro un momentico, y con la misma sale y se va. Eso todos los días…
En ese momento J interrumpió la historia abruptamente y me miró con cara de suspenso para que hasta yo, con mi escasa inteligencia, pudiera darme cuenta de que estaba a punto de contarme un final que ni en un millón de años seria capaz de imaginar.
-Y sabes que… a esa hora el cine aun no esta funcionando. La primera tanda empieza como media hora después de la entrada del niño. Entonces…. ¿que es lo que hace el niño adentro del cine?
Ahora que escribo estas líneas no recuerdo bien el tipo de respuesta que le di, pero puedo asegurar que enseguida se puso brava y no me volvió a hablar en el resto de la noche.

Hasta aquí solo habría sido una historia mas condenada a quedarse en el olvido, pero el lunes J se contagió con la gripe y como ella se toma todo en serio, la gripe la tiene en cama con mucha fiebre y una tos que asusta al perro. Cuando J se siente mal no tiene espíritu para leer y la música la deprime pues si trata de cantar le viene la tos y si tose el perro se asusta y se mete debajo de la cama. Por eso no puede leer ni oír música y entonces yo tengo que venir al cine a alquilarle películas.

Afortunadamente para la señora administradora, ya la muchacha del alquiler está en su puesto de trabajo (ahora la administradora esta cubriendo a la señora de la taquilla que fue a ver su hermana a New Jersey y aun no ha regresado). La muchacha del alquiler es, para mi felicidad, muy eficiente y poco disciplinada y por tanto deja el papeleo para después y solo apunta en una hoja pequeña las películas que me llevo y mi número de cliente (el 111). En ese instante cuando ya estoy a punto de marcharme se acerca un niño como de 10 años y pide permiso para entrar y a mi me viene todo el recuerdo de la historia de J que aparentemente había olvidado, pero que solo había estado oculta en algún lugar de mi cabeza. El niño entra y yo rebusco en mis bolsillos buscando un billete mas pequeño para pagar el alquiler y justo cuando voy de salida (menos de 5 minutos, puedo jurarlo) el niño sale del cine, con su paso de niño normal como de 10 años, pero con un cierto aire de satisfacción en la mirada que me sorprende.

Esa noche J parece estar en su peor día de la gripe, y para animarla un poco le relato mi encuentro con “el niño de su historia” y como el tema parece alegrarla la invito a responder la pregunta del millón: ¿que hace el niño dentro del cine? El tema la animó tanto que esa noche no se durmió como hasta la una de la madrugada y hasta se armó de lápiz y papel para escribir las opciones y luego ordenarlas por su valor lógico.

Al final las cinco opciones de más puntuación fueron estas:
  1. El niño sueña con ser director de cine famoso y entra al cine para imaginarse su película proyectada
  2. El niño solía venir al cine con su abuelita y viene a recordarla (esta opción hace llorar a J)
  3. El niño hizo alguna promesa en el cine y viene todos los días a reafirmarla (ya en este momento a J le ha subido la fiebre y la letra en el papel se vuelve ilegible)
  4. El niño es en realidad la reencarnación de alguien que en otra vida fue acomodador del cine y viene todos los días a recordar lo que no debe hacer en la vida para terminar así.
  5. El niño en realidad quiere volar el cine y cada día estudia la arquitectura del lugar para decidir donde va a colocar las cargas explosivas (esta última la escribo yo, J se ha quedado dormida por el efecto de un calmante)
Al otro día al salir del trabajo se repite la rutina de siempre, y llego al cine y esta vez la muchacha que alquila esta hablando por teléfono y me acerca el papelito para que yo mismo escriba el título de las películas que me llevo. Y luego extiende la mano para recibir el dinero, mientras le recrimina por el teléfono a un tal Carlos por no pasar a buscarla el viernes como había prometido y yo que estoy de suerte porque traigo el dinero exacto le pago y me doy la vuelta (si tuviera que esperar el vuelto, tendría que esperar también a que Carlos sea perdonado y ajusten la nueva cita del vienes que viene). Y entonces lo veo llegar con su uniforme de escuela y su pelo travieso y su manera de pedir permiso para entrar y luego sus pasos cortos para perderse en la oscuridad de la sala. Es entonces que me doy cuenta de que tengo la oportunidad perfecta para develar el misterio. Solo tengo que seguirlo y dentro de diez minutos le estaré contando a J la respuesta al acertijo, la razón seguramente simple e infantil que hace que este niño cumpla diariamente una rutina tan poco común. Sin embargo, cuando estoy a punto de entrar me descubro sin ganas, me veo a mi mismo como un intruso violando la privacidad de un niño, me siento tan avergonzado como se sentiría un paparazi que persigue a algún famoso en caso de que los paparazi tuvieran vergüenza. Me quedo enredado en la duda, en el conflicto perpetuo entre el bien y el mal y justo cuando he decidido tomar partido por uno de los dos bandos se vuelve a abrir la puerta de la sala y el niño sale despacio con su mochila descolorida y su extraña mirada de satisfacción.

Después de eso respondo el saludo de la señora administradora que ha tardado mucho en reconocerme y me vuelvo a casa caminando despacio, mientras me digo bajito que esa noche debo tragarme el orgullo y explicarle a J que ella tenía razón cuando me dijo, hace casi dos semanas, que iba a contarme una historia que merecía ser escrita.

Cubano de la isla, anoche abrí tu blog y la pagina me dio error, y volví a intentarlo una y otra vez, pero seguía dando error, y entonces me entró pánico, y luego tristeza, de solo pensar que algo obscuro habría podido suceder y quizás ya no seria posible entrar a la isla al mediodía por esa puerta de sol que abriste. Hoy en la mañana vuelvo a intentarlo y voila, ahí estaba, intacto, o mejor, renovado, radiante, con una historia que es un dulce de chocolate con almendras en una vidriera a las 5 de la tarde. El alma se me hizo agua...
Un detalle, de tantos, me dejo curiosa, tan curiosa que no pude evitar, pese a mi laconismo, escribirte este comentario (hubiese preferido enviarte un mail, pero no sabia donde, y no encontré ningún enlace a un buzón en el blog). El detalle es el 111. Es un numero con el que me cruzado constantemente desde hace años, sin que pueda explicarlo. Probablemente una tontería, pero cada vez que algo parece no tener explicación ahí mismo pierdo el sueño por un rato.
Que bueno que estés ahí, cubano de la isla.
Un abrazo, casi al mediodía...
Elena

Un fantasma al que no se le ve, pero que existe, ¿puede desaparecer?

La historia me parece muy buena, sobre todo por que aún pudiendo recortar el simbolismo del niño que cumple con una rutina extraña, la dejaste abierta a todas las posibilidades del mundo, incluídas tus cinco y las que se nos ocurran a quienes vivimos en el ancho mundo y que, sin conocer al protagonista de tu historia, sabemos de su actividad.

Enhorabuena, cubano, sigue permitiendo que haya fantasmas.

Qué buena historia!!!!
Dale las gracias a J de parte nuestra, los visitantes de esta isla.
Matías

que pena que J tan sensible tenga que vivir con un tipo tan prepotente y falso como tu, que te has creido

Elena y olerkariak: muchisimas gracias por los elogios y aunque uno no escriba para obtenerlos, seria un mentiroso si dijera que no son bien recibidos y que no le dan esa cosquilla a uno cuando los lee.

matias: seran dadas y bien recibidas viniendo de ti ya que J es asidua lectora de tu blog, a proposito no te puse el comentario por falta de tiempo pero me quede con ganas de ver tu foto en la clase de lactancia :)

anonimo: bueno, supongo que si los primeros comentarios eran la azucar, este viene siendo como la pimienta que le pone sabor a la comida. No tengo la menor idea de cual es tu intencion con este comentario (en caso de que haya alguna) pero seria un mentiroso si digo que alguna vez no he sido prepotente, o no he dicho una mentira, o no he sido injusto o haragan o egoista. Claro que he sido todas esas cosas alguna vez, pero al margen de eso tambien he sido muchisimas cosas un poco mejores, que J conoce de memoria. Y eso querido anonimo(a) es suficiente para mi.

He estado pensando en otra hipótesis:
Que el niño no exista y solo sea producto de la imaginación colectiva y lo perciban como real con uniforme y todo, en fin posibilidades son múltiples y sería un buen guión para una pelicula.
Guiónistas: el cubano de la isla y J.
Productores: oso y maga
Dirección general : la lola
Y a disfrutar del film.

Cubano,

muy bonita esta historia, no se si: cargada de simbolismo y que trasciende la prosaica realidad, para realzar la subliminal presencia de lo ral maravilloso de la Isla, como podria decir algun intelectualoide trasnochado :):), pero seguro que hermosa historia, me gusto el dilema entre satisfacer la curiosidad y respetar los sueños de los demás (que incluye no entrometerse donde no te llaman). No se que habria decidido yo!!!! (soy muy curioso), pero también nos dejaste con la duda, a los lectores de este blog (del que ya soy asiduo), que decision tomaste tu

Pues no sé qué pensar, ¿alguien que dice lo que piensa es un intelectualoide -trasnochado, además-?

¡Qué pena, cubano, que tengas que lidiar con el fastidio de gente como la que comenta arriba -no todos, desde luego: el penúltimo, sin embargo...- que se ve que sólo lo que sus cortos oídos pueden escuchar es lo que tiene valor, según ellos!

Pero lo que importa es lo dicho. Y a lo dicho por tí ningún comentario fútil puede opacarlo.

Holi!!!
Viste lo q es mi solucionador!!!!

Mi mamá se dedica a recibir cuanta cadena ande dando vueltas por el mundo. Y le mandan cada cosa!!!!!

Gracias por pasarte.
BEsoooS
LauSaLaS

Muy buena historia y mejor contada. El perro que le tiene miedo a la tos de la mujer me hizo reir de verdad.

cubano,hoy me he reido de verdad, tengo 2 anos en el exilio, i casi olvido que pagaba la entrada al cine solo para mear,hoy navegando encontre este sitio,buscando una forma de ir navegando nuevamente a cuba , quisas me puedas ayudar , i me digas por que no pueden bolver en barco a cuba los cubanos' sera un castigo por irse en balsas...

Cubano de la isla,

De un cubano fuera de la isla, y bloguero tambien, si me permite hacer este siguiente comentario en la lengua de mi exilio:

That was a fucking great story.

HTML Te felicito por la historia esta buenisima me dejaste encantada y me gusta mucho todo lo que tu escribes pero te juro que aunque yo tengo una imaginacion muy buena me dejaste con las ganas de ir yo tambien al cine para saber que hace el nino.

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Acerca de mi

Yo:el cubano de la isla
De:La Habana, Cuba
Soy:un tipo común que mira y mira y cada vez entiende menos

 

Ya Cortazar lo contó una vez de esta forma...


La primera vez que vio la isla, Marini estaba cortésmente inclinado sobre los asientos de la izquierda, ajustando la mesa de plástico antes de instalar la bandeja del almuerzo... Una isla rocosa y desierta, aunque la mancha plomiza cerca de la playa del norte podí­a ser una casa, quizás un grupo de casas primitivas. Empezó a abrir la lata de jugo, y al enderezarse la isla se borró de la ventanilla; no quedó más que el mar, un verde horizonte interminable. Miró su reloj pulsera sin saber por qué; era exactamente mediodía.