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Policrítica


Cuando comenzó el acoso de los chacales acudí a un texto de “el argentino que se hizo querer de todos”, frase mágica con que Gabriel García Márquez definió a Julio Cortázar. En ese post usé fragmentos de “Policrítica en la hora de los chacales”, un poema que Cortázar escribió en el año 1971 a raíz de la detención en Cuba del poeta Heberto Padilla (al parecer por motivos políticos).

La detención provocó un tremendo despliegue de propaganda anticubana que Cortázar y otros escritores e intelectuales de izquierda trataron de contrarrestar. Con ese motivo acudieron a la embajada cubana en Francia, buscando información verídica sobre el hecho que les permitiera enfrentar la ola de mentiras y embustes que se publicaba en los periódicos del mundo occidental (se divulgaba que Padilla estaba siendo torturado).

Pero Cuba hizo mutis total sobre el tema hasta que los intelectuales se “berrearon” (berrearse = enojarse) y le escribieron una carta a Fidel. La primera fue una carta privada y Cortázar la firmo. Luego Padilla fue liberado y se “autocriticó” y se “arrepintió” de sus conductas. A raíz de este “mea culpa” que a muchos resultó sospechoso, surgió una segunda carta, al parecer en términos mucho más fuertes que la primera, que fue hecha pública en el diario francés “Le Monde”. Cortázar se negó a firmar esta segunda carta y fue entonces que para expresar su descontento por la forma en que el gobierno cubano había manejado la situación escribe “Policritica en la hora de los chacales”, que hoy invito a todos a leer.

El poema es bien largo y les pongo el enlace, pero no puedo resistir la tentación de “postear” un fragmento, aquí va:

Y así es, compañeros, si me oyen en La Habana,
en cualquier parte,
hay cosas que no trago,
hay cosas que no puedo tragar en una marcha hacia la luz,
nadie llega a la luz si saca a relucir
los podridos fantasmas del pasado,
si los perjuicios, los tabúes del macho y de la hembra
siguen en sus maletas,
y si un vocabulario de casuistas cuando no de energúmenos
arma la burocracia del idioma y los cerebros,
condiciona a los pueblos
que Marx y que Lenin soñaron libres por dentro y por fuera,
en carne y en conciencia y en amor,
en alegría y trabajo.
Por eso, compañeros, sé que puedo decirles
Lo que creo y no creo, lo que acepto y no acepto,
Esta mi policrítica, mi herramienta de luz


PD: he contado la historia del "caso Padilla" y lo demás, basándome en una carta de Julio Cortázar a Haydee Santamaría donde le explica su posición sobre de lo que había pasado (a Cortázar firmar la primera carta le salió caro pues casi lo "excomulgan" la "intelectualidad cubana" y la gente de Casa de las Américas).

Otro punto de vista sobre el mismo asunto puede leerse aquí.

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Aunque a algunos les desagradó el Cortázar político estoy de acuerdo con el autor argentino cuando afirma que él es uno y que optó por lo que consideró una responsabilidad como sujeto humano dentro de un mundo que requiere cambios. La carta a Hayde Santamaría que mencionas, de hecho, es una respuesta a un reproche venido de ella y que hizo que su amistad continuara por el resto de años de vida del Cronopio mayor, usando siempre el tuteo entre ellos. Acerca de la policrítica, eran palabras necesarias ¿no te parece?

Contacto: cguerra674@unab.edu.co

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Acerca de mi

Yo:el cubano de la isla
De:La Habana, Cuba
Soy:un tipo común que mira y mira y cada vez entiende menos

 

Ya Cortazar lo contó una vez de esta forma...


La primera vez que vio la isla, Marini estaba cortésmente inclinado sobre los asientos de la izquierda, ajustando la mesa de plástico antes de instalar la bandeja del almuerzo... Una isla rocosa y desierta, aunque la mancha plomiza cerca de la playa del norte podí­a ser una casa, quizás un grupo de casas primitivas. Empezó a abrir la lata de jugo, y al enderezarse la isla se borró de la ventanilla; no quedó más que el mar, un verde horizonte interminable. Miró su reloj pulsera sin saber por qué; era exactamente mediodía.