Aprovechando una brisa de tiempo libre me pongo a revisar las noticias en Internet mientras trato de comprobar si el mundo sigue estando en el mismo sitio donde lo dejé. Me detengo en dos artículos que después de leerlos le provocan una media sonrisa al cínico que llevo dentro.
El primero es sobre Ted Haggard, un pastor protestante, presidente de la sociedad nacional de evangélicos de los EUA, un tipo clasificado como “una de las 25 voces evangelistas mas influyentes en Washington” según la revista Time. Líder moral de más de 30 millones de protestantes.
La noticia surge al salir a la luz pública indicios bastante veraces de que este señor tan pulcro y puritano (eso de líder moral me revolvió el estomago) mantiene relaciones homosexuales con Mike Jones, un “atractivo y musculoso hombre de 49 años”.
Lo peor no es que al tipo le guste “moverse raro” (cada cual a lo suyo y todos contentos), sino que el “líder moral” paga por esos servicios sexuales a Mike Jones y además le compra anfetaminas que consume para “acentuar su experiencia sexual”.
Aparentemente el tal Mike Jones, a pesar de tener un trabajo tan frívolo, tiene un poco mas de moral que el reverendo Ted Haggard, y se vio motivado a contarlo todo al enterarse de que el reverendo estaba haciendo campaña contra la propuesta de legalizar los matrimonios entre homosexuales.
Al principio el reverendo lo negó todo y sus fieles pusieron el grito en el cielo por tamaña ofensa, pero luego el tal Mike Jones sacó su maquina contestadota donde estaban grabados los mensajes del reverendo, hasta que este aceptó haber ido a casa de Mike a que le dieran un “masaje” (ya sabemos donde) y que estuvo tentado de consumir drogas pero que al final “las tiró sin probarlas”.
En fin, que a el reverendo le gusta que musculosos gigolos (o tendría que decir putos) le perforen “sus creencias”, se siente dispuesto a pagar por ello y además “se suena” con anfetaminas para “acentuar” la experiencia y llevarla a limites místicos, y sin embargo usa todo su poder e influencia para que dos homosexuales que tienen una relación pública y mucho mas espiritual que la suya no puedan contraer matrimonio.
Pasamos de esta noticia a otra, aparentemente sin relación con la anterior, publicada en el sitio digital de Granma Internacional titulado “Estados Unidos bloquea Internet en Cuba”. En esta noticia el periodista nos inunda con argumentos suficientes para convencernos de que los problemas y dificultades que impiden la conexión masiva a Internet en Cuba tienen su origen en el bloqueo norteamericano.
Ya una vez expresé mi opinión sobre el bloqueo norteamericano a mi país y sobre aquellos cubanos que lo apoyan (ver
El fin y los medios), y reconozco que todas las dificultades que ponen los EUA para adquirir tanto el hardware como el software complican muchísimo los planes de desarrollo de esa área, pero una cosa es saber que el arcoiris tiene 7 colores y otra es solo verlo en rojo y amarillo (por decir dos colores).
El periodista (triste profesión esa, también he escrito sobre ello) lo mete todo en el mismo saco y luego nos cuenta que:
“Eso explica el por qué de la «estrechez de banda» que tenemos los cubanos, por la política hostil del gobierno norteamericano, y también porque, ante esta realidad, la nación ha decidido priorizar la conexión a la red de manera organizada para garantizar un uso social de la misma, y que pueda ser utilizada adecuadamente por médicos, científicos, estudiantes, profesionales, personalidades de la Cultura, empresas, centros de investigación y muchos más.”Y yo que vivo en “la otra Cuba”, en la real, en la que no sale en los noticieros de televisión y de la que no se habla en los periódicos, se que ni aunque el país tuviera el ancho de banda de Japón y Noruega juntos, Internet seria un fenómeno libre y masivo como sueñan muchos por ahí. ¿Y por qué? Pues por la misma causa por la que está prohibida la entrada a Cuba de reproductoras de Video (VHS) o lectores de DVD. Porque, por encima de todo (libertad, derechos y todos los argumentos que puedan sumarse a esta lista) está la “batalla de ideas”, la “lucha ideológica” que libra “nuestro heroico pueblo”. En esa batalla campal, solo ciertos paladines parecen estar armados y equipados con los escudos resistentes a las lanzas y picas de infamia y mentiras que lanza el enemigo. El pueblo, la masa amorfa de personas que constituye la mayoría, no parece estar tan bien resguardada y resulta presa fácil de la “propaganda imperialista”. Es por esa sencilla razón que los paladines nos protegen y nos mantienen alejados de todas aquellas tentaciones demoníacas que nos puedan envenenar la mente.
Aquí la hipocresía mana en ambos lados a la vez: los EUA con su política para una “Cuba libre” nos exprimen mientras cantan felices aquella canción de Buena fe:
“te atraparé por el cuello y te lo voy a apretar
mas te exijo firmemente no te puedes quejar
porque me da jaqueca, me pone mal humorado,
si a fin de cuentas estar ahorcado no es tan malo”
Y por otro lado nuestros “paladines ideológicos” que son “la vanguardia de la revolución” y que están dispuestos a sacrificarse ellos y a “filtrarnos” las noticias del mundo (y el mismo mundo si pudieran hacerlo, aquí las noticias decían que en Rumania se vivía muy feliz y una semana después el pueblo había ajusticiado a Ceaucescu), todo con tal que de que podamos vivir felices e ignorantes.
En fin, hipócritas para hacer sopa con ellos. ¿Alguien se atrevería a probarla?