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Poesía: Miguel Barnet

Qué raro todo
Qué absurdo todo
Qué misterioso todo
Tener que mirarse al espejo
Tener que salir vestido a la calle
Tener que hablar, saludar, que mentir
Tener que regresar luego de un largo perfomance
Tener que quitarse el polvo de la calle
Tener que comer, tener que mirar a tu prójimo,
tenerle que decir qué tal, mi prójimo
y cómo te fue en este día tan raro, tan absurdo,
tan misterioso, ¿cuántas genuflexiones por minuto hiciste
en el día, cuántas veces el ridículo?
Y que tu prójimo no entienda nada
y piense que tú has perdido la razón
cuando tú sabes que tienes los pies en la tierra
aunque aparentes tenerlos en otro lugar
Qué raro
Qué absurdo
Qué misterioso
Qué ridículo todo
Aunque pensándolo bien hoy ha sido un día tranquilo,
un día como otro cualquiera
y no me han dolido las muelas

Ciertamente, muy raro, muy rara la cotidianidad, muy rara la rutina.

Hoy volví a ver “pequeños milagros” de Subiela y que raro me resulta llegar y leerme este poema. Tantas maneras de ir por la vida…

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Acerca de mi

Yo:el cubano de la isla
De:La Habana, Cuba
Soy:un tipo común que mira y mira y cada vez entiende menos

 

Ya Cortazar lo contó una vez de esta forma...


La primera vez que vio la isla, Marini estaba cortésmente inclinado sobre los asientos de la izquierda, ajustando la mesa de plástico antes de instalar la bandeja del almuerzo... Una isla rocosa y desierta, aunque la mancha plomiza cerca de la playa del norte podí­a ser una casa, quizás un grupo de casas primitivas. Empezó a abrir la lata de jugo, y al enderezarse la isla se borró de la ventanilla; no quedó más que el mar, un verde horizonte interminable. Miró su reloj pulsera sin saber por qué; era exactamente mediodía.