lunes, septiembre 24, 2007

Fucking Deadwood


Hace unos días comencé a notar que las personas que me cruzaba en la calle lucían mas despistadas de lo normal. Al principio pensé que eran ideas mías, pero luego de ponerle un poco de atención al asunto llegué a la conclusión de que mis sospechas eran ciertas, y que las personas lucían cansadas, como si no estuvieran durmiendo bien, o no hubieran descansado lo suficiente.

La primera hipótesis que me vino a la mente fue la posibilidad remota de que se hubiese desatado en la Habana la peste del insomnio. La misma que azotó Macondo por un tiempo, y que obligó a los Buendía a tomar medidas extremas para escapar del tremedal del olvido en que se iba sumiendo el pueblo por la falta de sueño. Mi imaginación fatalista se disparó inmediatamente, y enseguida me vi poniéndole nombre a los objetos de la casa y una nota al lado con la utilidad de cada uno. Luego pasé a imaginarme la Habana llena de carteles: "Este es un camello y sirve para agriarse la vida", sería el letrero que llevaría puesto el M4. "Este es el morro, el ultimo en irse debe apagarlo pues estamos en tiempos de revolución energética". "Este es el cine Yara, por el día es un cine, por la noche marca el kilometro cero para los pájaros de la Habana".

Antes de que pudiera seguir imaginándome letreros, J llegó a rescatarme de mi desquiciada fantasía con la explicación real, que como siempre, suele ser mucho más difícil de creer que cualquier historia de Macondo. Sucede que la gente está madrugando para ver "Prison Break", una serie "made in USA" que la televisión cubana está trasmitiendo en el horario de la madrugada. (Ahora tenemos televisión las 24 horas, parece que no pero si… :)

Al principio no quise creerlo, sin embargo J se mostró muy segura de sí misma y sostuvo que el cansancio de la gente se debía a los esfuerzos que hacían para llegar a la hora de la madrugada y poder ver como un chico listo y bueno, y su hermano bueno y no tan listo, tratan de escapar de una prisión primero, y luego de la incesante persecución de unos rufianes desarmados. Perdón, quise decir desalmados.

WOW, la cosa prometía, y cuando pedí mas datos me enteré que el muchacho listo es tan listo que llega a tatuarse en el cuerpo el mapa de la prisión (que el mismo construyó) y a la que entró por decisión propia para luego darse el lujo de escapar sensacionalmente, librando a su inocente hermano de ser freído en la silla eléctrica por un crimen que… (SORPRESA!!!) no cometió.

Enseguida me entró la envidia en el cuerpo y comencé a ingeniarme un plan para poder sumarme a la pandilla de fans de "Prison Break". Sucede que al reves de la mayoría de la gente, yo trabajo de noche. Soy sereno de un almacén de desechos radioactivos que queda en el Cotorro, justo al lado del combinado lácteo. De hecho los trabajadores del combinado lácteo almuerzan en nuestro comedor y mantenemos una emulación fraternal que siempre está al rojo vivo.

Lo primero era encontrar un tv donde poder ver la serie. Pero eso no fue problema porque en la oficina del jefe de turno de vigilancia hay un tv en blanco y negro de la época en que los juguetes venían por cupones (un Krim 218 de pantalla ancha casi nuevo, que dentro de unos años, si las cosas cambien para bien o para mal, va a costar una fortuna, cuando la nostalgia por el pasado se ponga de moda por aquí).

Ya con un tv a mi alcance, ahora tenía que resolver un problema mayor: la incomprensión de mi jefe de turno. Un tipo inflexible que no pega un ojo en toda la noche, y que insiste en que no abandone por más de cinco minutos mi área de vigilancia: una garita enchapada en zinc que por el día es un horno siderúrgico y por la noche alcanza temperaturas polares.

Sin embargo alentado por el chico listo "escapaprisiones", imagine un maquiavélico plan para poder ver la serie. Luego de mucho investigar, encontré que el punto débil de mi jefe de turno era la lectura. El tipo resultó ser un lector infatigable y poco a poco comencé a traerle algunos libros para ganarme su confianza. Mi plan era el siguiente: ablandarlos con algunos libros "leibles", para luego sorprenderlo con un trabuco que lo aburriera tanto que lo pusiera a dormir sin remedio. Sin embargo las cosas no salieron como esperaba. Después de algunos libros de Agatha Christie, comencé a variarle la dosis y le di a leer por este orden: "El péndulo de Focault", "En busca del tiempo perdido" y "El origen del estado, la propiedad privada y la familia". Pero mi jefe de turno los devoró con más intensidad que los anteriores y agravó mi desesperada situación con su intención de discutir conmigo sobre los temas leídos. Pero la suerte suele ser frívola e impredecible y cuando menos lo esperaba, por error le deje en la mesa un libro de Isabel Allende (no recuerdo su titulo) que lo puso a dormir a la tercera página.

Fue así que pude comenzar a ver "Prision Break" con la esperanza de sumarme a su masa de admiradores que recorrían la ciudad, cansados y orgullosos de sus tremendas ojeras. Pero algo pasaba con la serie que no me provocaba el mismo efecto que en los demás. Sucede que soy adicto a la vida real, a las cosas como son en su estado puro. A las historias sin empaques plateados ni hilos de seda. La fantasía solo me conmueve cuando esta tan bien urdida que parece posible como cualquier historia de vecino. Y "Prision Break" es entretenida, tiene acción y buenos giros en la trama, diseñados por hábiles y muy bien pagados guionistas. Pero mi terrible e incurable adicción a lo real, a lo humano, me hacía verle continuamente las costuras a la historia. Ya comenzaba a sentirme decepcionado y triste, y estaba a punto de cometer una locura contra el inocente Krim cuando descubrí "Deadwood"…. Y entonces mi vida cambió por completo.

(Continuará…)

lunes, septiembre 10, 2007

Tiempos Modernos


Intento hallar una idea brillante y original para expresar el hecho de que últimamente no me alcanza el tiempo para nada, pero es inútil. Una y otra vez me viene a la mente la misma imagen: la película en que Michael Keaton termina clonándose a si mismo varias veces para escaparse de la invisible telaraña del tiempo, logrando de esa forma el sueño de vivir varias vidas en una.

Y como el filme en cuestión es una comedia "Made in Hollywood", la mayoría de nosotros se habrá recostado cómodamente en algún sillón, dejando solo una minúscula región de nuestro cerebro a cargo de la tarea de procesar la película. Este proceso de desconexión es solo un mecanismo de autodefensa, pues intentar procesar una comedia de Hollywood en estado de total concentración puede dejarnos serios daños neurológicos. Sino miren lo que le pasó a W. Bush esta última semana, se estuvo todo el viaje en avión muy concentrado en la peli que le pusieron para mantenerlo entretenido, y cuando se bajó en Australia confundió la cumbre de la APEC, con la OPEP y luego a los soldados australianos con los soldados austriacos. En fin, rutina de presidente.

Pero volviendo al tema central (al tema central, no al comité central, no os confundáis camaradas), resulta entonces que con esta película en cuestión, ese estado de semiinconsciencia nos impide darnos cuenta de cuanto en común tenemos con el personaje de Michael Keaton, que intenta ser a la vez un padre modelo, un profesional competitivo y eficiente (arquitecto o ingeniero civil, se que es un asunto de construcciones), un esposo ardiente y cariñoso, y además de todo esto, tener tiempo para dedicarle a esas minúsculas cosas que nos llenan la cabeza y que solemos llamar deseos insatisfechos. Asuntos que la mayoría de las veces son la única buena razón para levantarnos de la cama en la mañana.

Mas allá de que el personaje interpretado por Keaton termine fracasando en el intento, pagando el precio de que cada uno de sus clones lo haga un poco cornudo, el hecho está en que realmente no parece haber otra solución para los retos de los tiempos actuales que la de multiplicarse y así poder cubrir a la vez todos los deseos/necesidades/problemas que nos impulsan/mantienen/agobian.

Eso explica el hecho de que este blog haya quedado mas abandonado que las huellas de Neil Armtrong en la luna, y que mis lectores (¿quedará alguno?) se hayan sentido desalentados al ver que el mundo se mueve y pasan miles de cosas interesantes en Cuba y fuera de ella, y el cubano de su isla haciendo mutis, pasando de todo, quedándose al margen como el mismísimo Juan Román Riquelme que ahora por no tener no tiene ni equipo donde jugar (¿por que no te vienes a cuba Román?, acá puedes jugar con los ojos vendados y aun así nuestros defensas estarían en desventaja :)

Sucede que la solución siempre pasa por volverse enérgico y tomar lápiz y papel y empezar a restar deseos y necesidades para lograr de esa forma safarnos del lastre de obligaciones y responsabilidades. Por ese lado, resulta que soy un tipo bastante austero y a pesar de que alguna vez me gustaría verme al volante de un Audi A6, no estoy dispuesto a invertir ni una centésima de segundo en conseguir un sueño que puede estar revestido de muchísimo brillo y confort, pero que al final se queda siendo solo eso: brillo y confort.

Y aunque mucha gente no piense como yo (y hasta mi querida prima A se haya quedado de piedra ante al desaire al Audi de sus sueños), resulta que a veces la vida aprieta con algo mas que fantasías automovilísticas, no quedando mas remedio entonces que entrar por el aro del despiertate/trabaja/casa/duermete/despiertate/trabaja… so pena de que nuestra vida termine viniéndose abajo completamente.

Y la trampa está en que el día de 24 horas parece suficientemente largo para todo, pero al final cuando sacamos la cuenta, apenas lo podemos dividir en cuatro o cinco tareas que nos consumen el 90% del tiempo, quedando apenas un menudo para todo el montón de sueños acumulados: cosas por aprender o por decir, personas por conocer, lugares adonde ir.

Pero basta de quejarme, solo queda asumir que no se puede tener todo en la vida y seguir empujando en la dirección que señala mi brújula. Por mi parte (y aunque ahora pase por un breve periodo de codicia que me impulsa a trabajar como poseso) tengo bien claro en que quiero invertir los días que me quedan en el saco… Espero que ustedes, mis humildes lectores lo tengan igual de claro, o al menos tengan el secreto para poder vivir varias vidas en una. Sin clonarse, claro :)

Acerca de mi

Yo:el cubano de la isla
De:La Habana, Cuba
Soy:un tipo común que mira y mira y cada vez entiende menos

 

Ya Cortazar lo contó una vez de esta forma...


La primera vez que vio la isla, Marini estaba cortésmente inclinado sobre los asientos de la izquierda, ajustando la mesa de plástico antes de instalar la bandeja del almuerzo... Una isla rocosa y desierta, aunque la mancha plomiza cerca de la playa del norte podí­a ser una casa, quizás un grupo de casas primitivas. Empezó a abrir la lata de jugo, y al enderezarse la isla se borró de la ventanilla; no quedó más que el mar, un verde horizonte interminable. Miró su reloj pulsera sin saber por qué; era exactamente mediodía.