« Home | Reflexion-ando: pasión, enfermedad incurable » | Buen cine: Negocios ocultos (Dirty Pretty Things) » | Es mentira... » | La lluvia, Faulkner y los plomeros » | Mi autoestima y Oscar Wilde » | Beísbol: se viene el clásico de Cuba » | Divertimentos » | Abre la muralla si me aceptas como soy, con mi dud... » | Beisbol: Industriales coñooooooo » | La profesión menos cuerda del mundo »

Poesía: Oliverio G

G de Girondo y G de Genial, allá va:

YO NO SÉ NADA

Yo no sé nada
Tú no sabes nada
Ud. no sabe nada
El no sabe nada
Ellos no saben nada
Ellas no saben nada
Uds. no saben nada
Nosotros no sabemos nada
La desorientación de mi generación tiene su expli-
cación en la dirección de nuestra educación,cuya
idealización de la acción, era - ¡sin discusión!-
una mistificación, en contradicción
con nuestra propensión a la me-
ditación, a la contemplación y
a la masturbación. (Gutural,
lo más guturalmente que
se pueda.) Creo que
creo en lo que creo
que no creo. Y creo
que no creo en lo
que creo que creo
«C a n t a r d e l a s r a n as»
¡Y     ¡Y      ¿A      ¿A     ¡Y      ¡Y
  su     ba       llí       llá      su      ba
   bo       jo         es          es       bo         jo
   las      las         tá?           tá?      las        las
     es        es         ¡A               ¡A           es         es
      ca       ca           quí                  cá            ca         ca
       le        le           no                        no             le          le
         ras      ras         es                            es             ras       ras
         arri     aba        tá                                 tá            arri       aba
         ba!...    jo!...      !...                                     !...            ba!...    jo!...

Me he perimitido entrar en tu blog y me parece muy interesante, por eso te dejo este post, espero que no te importe.
Me gusta tu entrada de hoy.

Publicar un comentario

Acerca de mi

Yo:el cubano de la isla
De:La Habana, Cuba
Soy:un tipo común que mira y mira y cada vez entiende menos

 

Ya Cortazar lo contó una vez de esta forma...


La primera vez que vio la isla, Marini estaba cortésmente inclinado sobre los asientos de la izquierda, ajustando la mesa de plástico antes de instalar la bandeja del almuerzo... Una isla rocosa y desierta, aunque la mancha plomiza cerca de la playa del norte podí­a ser una casa, quizás un grupo de casas primitivas. Empezó a abrir la lata de jugo, y al enderezarse la isla se borró de la ventanilla; no quedó más que el mar, un verde horizonte interminable. Miró su reloj pulsera sin saber por qué; era exactamente mediodía.