Resulta que siempre me ha gustado la tranquilidad de la noche. Asomarme a la 1 de la mañana a la tranquilidad del barrio y percibir como todo descansa. Luego mirar el cielo y ver como están dispuestas las estrellas esa noche, y si hay luna o no. El acto de asomarme al cielo de madrugada siempre me hace reflexionar sobre la incertidumbre del futuro. Cuando tenia 12 años miraba el cielo y enseguida me venía una pregunta a la mente: ¿Que vendrá luego? Sucede entonces que el tiempo pasa y que su influjo se siente en algunas cosas que cambian tanto que ya nunca vuelven a ser como antes. Sin embargo hay cosas que permanecen intactas, pues ayer me asome a mirar la noche y a punto de cumplir 30 años me volví a hacer la misma pregunta: ¿Que vendrá luego?
Lo que mas me sorprendió fue que me sentí inundado por la misma expectativa inocente de cuando tenia 12 años. Solo quedan entonces dos variantes: o hay cosas que nunca cambian en tu vida o sigo siendo el mismo fulanito de 12 años, ahora con un caparazón de 30. No se si esa respuesta es importante, lo importante sigue siendo saber… ¿Qué vendrá luego?
No sé por que no nos sentamos contigo a reflexionar sobre estas cosas en vez de darnos tanta guerra con aviones IL no se cual.
Salud, amigo; que el carapacho cuide lo que lleve dentro, sea elañejo que sea...
Lo dijo Omar Rodríguez a las 4:08 a. m., agosto 28, 2006
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