miércoles, noviembre 14, 2007

¿Por qué no te callas?


Dijo el Rey exasperado, y el guante invisible golpeó la cara de Hugo Chávez (en su mejilla indígena) provocando inmediatamente la ira de este. Antes que la sangre llegara al rio Michelle Bachelet tomó la palabra para declarar un receso, y luego, sin perder en ningún momento el tono formal de las cumbres, conminó a los dos "ilustres visitantes" a que por favor la siguieran hacia un salón privado donde pudieran ventilar mejor sus diferencias.

Fueron a través de un pasillo de alfombra verde, uno detrás del otro, como en una procesión. Primero el Rey (no podía ser de otra manera), y luego Zapatero. Un par de guardaespaldas de intermedio y luego Chávez y Carlos Lage que ya había comenzado a marcar en su celular el número del "Don" en la Habana para recibir instrucciones.

El "salón privado" resultó una habitación de techo alto, casi sin muebles, apenas con un par de sillas para los padrinos, un sofá pequeño para el resto, y una enfermera imperturbable con un botiquín de mano suficiente para primeros auxilios.
Chávez se quedó inmediatamente en mangas de camisa, pero el Rey, respetando la lentitud y parsimonia que se espera de un monarca, fue más ceremonioso y hasta se dio tiempo para reprender a Zapatero por su torpeza a la hora de quitarle el saco.
Bachelet volvió a hablar, esta vez usando el lenguaje de los barrios más bajos de Santiago de Chile. Los increpó a ambos por el "show" que habían montado minutos antes. Esta era su cumbre y nadie, y repitió nadie, mirando a los ojos de cada uno, iba a echarla perder con una "bronquita callejera". Así que ahora ya podían quitarse la picazón y luego, pasara lo que pasara, no debía haber conferencias de prensas para recalcar el moretón del ojo del rival. Era su deber y su intención que esta cumbre pasara a la historia por la impecable organización y por la calidad de los debates, y no por reyertas no contempladas en el cronograma oficial.

Juan Carlos de Borbón y Hugo Chávez comenzaron a mirarse feo, intentando intimidarse mutuamente, como dos boxeadores que pretenden ganar el combate antes del primer golpe. Luego se insultaron un poco para darse coraje. "Dictador de pacotilla" dijo el Rey. "Reyezuelo hipócrita" respondió Chávez.

En cada esquina comenzaron a darse las instrucciones finales. Luego de un par de consejos, sacados de filmes tailandeses de kickboxing, Zapatero adoptó un tono solemne para decirle al Rey "en este momento toda España está a su lado majestad". El Rey agradeció sus palabras, y se dio cuenta de que era todo lo que podía esperar de Zapatero en un momento así. Rajoy, en cambio, le hubiera enseñado un par de trucos sucios sacados de su primo el luchador, sin llegar a los extremos de Aznar, que hubiera recomendado directamente echar tierra en los ojos del contrario para luego apuñalearlo con la navajita que siempre lleva atada a la pierna derecha.

En la otra esquina, Carlos Lage intentaba trasmitir lo más fiel posible las instrucciones que recibía desde la Habana: que Chávez se olvide de los jabs de izquierda de Juan Carlos. Los reyes siempre han sido y serán gente de derechas, así que a cuidarse de la derecha recta tirada al mentón. Tampoco dejarse acorralar contra una pared, a los reyes les encanta cabecear, y dar golpes bajos cuando tienen a los contrarios arrinconados...

Michelle Bachelet se acomodó en el sofá, lista para presenciar el combate entre el campeón del socialismo petrolero del siglo XXI, en la esquina roja, y su majestad, Rey de España, y representante de la dinastía Borbón, en la esquina azul. Como todo parecía estar listo, Bachelet hizo sonar el improvisado gong (sonido de cuchara de plata contra extintor) y comenzó el combate...

PD: Personalmente hubiera preferido algo así, al show mediático que se ha formado luego. Sobre todo por el hecho de que mucha gente ingenua, se siente "representada" en estos señores y han comenzado a tomarse el problema muy a pecho, como si hubiera sido una ofensa lanzada contra España o Venezuela. Al final fue solo un altercado producto de una falta de educación de Chávez (interrumpir a Zapatero), la ineptitud de Michelle Bachelet (al no hacer nada para impedir las interrupciones de Chávez) y la soberbia del Rey Juan Carlos (al mandar a callar a otra persona con maneras más propias del padre de su tatarabuela, un tal Fernando VII, que las que se esperan de un rey "florero" del siglo XXI).

En fin, que todo debió resolverse en el "saloncito de las discordias", que en caso de existir, nos ahorraría muchos gastos militares, y problemas innecesarios a nosotros "la plebe representada y enardecida".

lunes, noviembre 05, 2007

De caipiriñas y proyectos de futuro

Si resulta que hoy, cuando salga a la calle, me encuentro a algún conocido y entre el saludo y las frases de rigor, se le ocurre preguntarme qué planes tengo para la semana que viene, seguramente haré algo parecido a una mueca de disgusto, mientras me vienen a la mente el odioso listado de tareas por hacer y temas inaplazables, que aun antes del lunes, ya me hacen sentir un poco con esa sensación de ansiedad de cuando uno está llegando tarde a alguna reunión.
Quizás luego me asalte cierto aire de tristeza, al recordar esos otros proyectos que aun esperan su hora dorada, el montón de libros abandonados que van a terminar por leerse ellos mismos, y el listado de otras cosas que aun no pasan de ser imágenes para soñar despierto en los entre tiempos del trabajo.

En caso de que la pregunta fuera un poco más allá, digamos dentro de un mes o dos, yo simplemente me encogería de hombros para luego responder con un quien sabe...

Sin embargo, si por alguna casualidad a mi amigo se le ocurre preguntar sobre mis planes para los próximos años, entonces seguro que me verá sonreírme antes de responderle que resulta casi imposible hacer algún pronostico en tiempos de tanta incertidumbre (al menos para mí), y que entre tantas sorpresas buenas y malas que están por llegar, solo me puedo aferrar a una nueva y maravillosa certeza: en el verano del 2014 voy a estar en Brasil.

Y es que nada más enterarme de la noticia de que le habían otorgado a Brasil la sede del mundial de futbol del 2014, se me disparó en la cabeza una decisión incuestionable: ya basta de estar sentado frente a un tv, dando paseítos nerviosos de mi cuarto a la cocina, o de la cocina al cuarto, sufriendo porque Riquelme no acierta en los pases, porque Teves y Messi no se encuentran o porque Aimar calienta el banco. Se acabó el sufrimiento a distancia y la emoción pasajera. En el verano del 2014 me voy a Brasil a ver mi primer mundial en vivo desde las gradas de un estadio.

Con esto no quiero afirmar que se haya cerrado para mí la etapa de los mundiales por tv, pero esto de un mundial en Brasil, justo un par de miles de kilómetros hacia abajo, con buen sol, las playas de rio, brasileñas y samba…, es una oportunidad que parece venir montada en cola de cometa… si se deja ir, es solo para verla marcharse y no regresar en muchos años.

Así que la decisión ya está tomada y solo queda trabajar en base a su realización. Afortunadamente tengo muy buenos amigos que me han enseñado que la vida suele ser, la mayoría de las veces, solo una cuestión de propósito. Mis amigos han sabido sortear escollos bien difíciles para intentar transitar sus vidas por los caminos que ellos mismos se construyen y no por los que "toquen por libreta". También espero que en los próximos siete años las cosas hayan cambiado para bien (en el peor de los casos veo las mismas probabilidades de que la situación en mi país mejore o se agrave), así que me aferro al vaso de agua medio lleno para pensar que en el 2014 no necesitaré infames permisos ni inútiles (y costosos) trámites para poder salir de Cuba. Queda también confiar en que ambas economías (la mía y la del país), hayan mejorado ostensiblemente, para evitar que los funcionarios de la embajada brasilera me nieguen la visa con solo mirarme, mientras luego se comentan entre ellos: este cubanito se queda en Brasil, seguriño, seguriño...

Aparentemente son demasiados factores involucrados en el éxito de mi viaje, pero yo siguiendo la estela de mis amigos no me dejo amilanar y les hago la propuesta de vernos en el bar de Marceliño para tomarnos unas caipiriñas justo unas horas antes de entrar al Maracaná a ver la final entre Argentina y Brasil.

¿Qué donde queda el bar de Marceliño? Fácil, entrando por Brasil a mano izquierda, justo al lado de la tienda de los vanguardias :-)

PD: Este post está escrito medio en serio, medio en broma, con algunas cosas que solo mis amigos entenderán, pero lo de Brasil es 100% serio, nos vemos allá dentro de 7 años.

Acerca de mi

Yo:el cubano de la isla
De:La Habana, Cuba
Soy:un tipo común que mira y mira y cada vez entiende menos

 

Ya Cortazar lo contó una vez de esta forma...


La primera vez que vio la isla, Marini estaba cortésmente inclinado sobre los asientos de la izquierda, ajustando la mesa de plástico antes de instalar la bandeja del almuerzo... Una isla rocosa y desierta, aunque la mancha plomiza cerca de la playa del norte podí­a ser una casa, quizás un grupo de casas primitivas. Empezó a abrir la lata de jugo, y al enderezarse la isla se borró de la ventanilla; no quedó más que el mar, un verde horizonte interminable. Miró su reloj pulsera sin saber por qué; era exactamente mediodía.